Oh, Santo Ángel que me acompañas,
ve a la iglesia por mí;
arrodíllate en mi nombre en la Santa Misa
donde yo quisiera estar.
En mi lugar, durante el Ofertorio,
toma todo lo que soy y todo lo que tengo
y ofrécelo como sacrificio
en el trono del Altar.
Al escuchar la campana de la Consagración,
adora con seráfico amor
a mi Jesús oculto en la Hostia
que desciende de su Morada Celestial.
Entonces, ruega por todos aquellos a quienes amo
y también por aquellos que me causan dolor.
Que la preciocísima sangre de Jesus lave todos los corazones
aliviando a las almas sufrientes.
Cuando el sacerdote comulgue
que el Señor venga a mí:
que su dulce corazón repose en el mío;
que haga de él Su templo.
Ruega que el Divino Sacrificio
borre todo pecado del hombre.
Y luego tráeme la bendición de Jesús a casa
con la promesa de toda gracia necesaria para mi salvación.
Amén
Oración
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